Por J. Jimenez
Base: "Killer Instincts", Nature vol.451, 31/01/2008
Un creciente número de psicólogos, neurocientíficos y antropólogos han acumulado evidencia que permite entender muchos aspectos del comportamiento antisocial del humano, incluyendo violencia y asesinato.
Daly y Wilson, investigadores de la Universidad de Ontario, reportan que la mente y el cerebro humano tiene una predisposición hacia la violencia, y que acciones de homicidio son usualmente un “producto” de la búsqueda de alguna meta.
Una condición clave para la evidencia del carácter evolutivo del homicidio es el hecho de que la mayoría de la violencia fatal es cometida por el hombre. Psicólogos evolucionarios mencionan que esto se debe a que el hombre ha evolucionado hacia la competitividad mas intensamente que las mujeres en la búsqueda de estatus, beneficio material y parejas sexuales. Daly y Wilson argumentan que este tipo competitivo, es mayormente explosivo en hombres de bajo estatus socioeconómico en regiones de alta desigualdad social, motivada en parte por el sentido de todo por ganar y nada que perder.
Aunque las mujeres también compiten, lo hacen en menor proporción y menor tendencia al uso de la fuerza hostil, ya que el riesgo de tales acciones es mucho mayor. Por ejemplo, la muerte de la madre tiene un impacto directo en la supervivencia de su cría, pero comúnmente la muerte del padre no lo es tanto.
Raine y LaCasse de la Universidad del Sur de California, han llevado a cabo estudios neurobiológicos sobre el homicidio, el estudio se ha centrado en unas decenas de cerebros de asesinos culpados por razones de enfermedad mental, un dato interesante es la presencia de un nexo entre un menor volumen de materia gris en el área orbitofrontal de la corteza cerebral, parte la cual es asociada con la toma de decisiones y la regulación de emociones, con una mayor agresividad y comportamiento antisocial. Por tanto, así como la evolución ha dotado al hombre con un cuerpo de mayor tamaño y fuerza en promedio, también ha dotado a la mujer de mayores recursos necesarios para regular la violencia y comportamiento antisocial.
Otro dato interesante es que se ha encontrado una conexión entre el comportamiento homicida y la capacidad de seguir bases morales. Con la ayuda de estudios de imagen sobre la actividad cerebral se ha podido entender el rol de los prejuicios morales sobre la acción emocional que viene de romper esos códigos de moral. Por lo que se ha propuesto que es posible que estos sentimientos sobre moral tengan un impacto de inhibición en el comportamiento agresivo y fatal.
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1 comment:
Nos damos cuenta que la violencia se ha ido transformando y que va creciendo a pasos agigantados
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